El deber del Estado ante la violencia.

 En Wikipedia se coloca la definición que Max Weber da al Estado. Es una «Asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y que, a este fin, ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a todos los funcionarios estamentales que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas».

La teoría señala que el Estado tiene el monopolio de la violencia. La realidad dice que ante el desorden global, la violencia que brota en las manifestaciones tanto en las manifestaciones de estudiantes en Chile como en el Reino Unido es la reivindicación de acabar con este Estado.

El análisis que sostenemos es ir hacia el origen de lo que acontece para, de ese modo, intentar resolver la situación. El nacimiento del Estado se hace bajo la premisa de la inherencia de la violencia en la sociedad, por ello, la mejor manera de ordenar la sociedad es atribuyendo a una sola gran entidad regulada de manera institucional, el poder de la violencia.

A lo largo de los últimos cientos de años, el poder se ha acumulado en familias que se han apropiado de todo el planeta y sus recursos naturales… Desde esta perspectiva, la violencia es una estrategia para cambiar el actual orden social. Lo importante, para mí es que el Estado use una estrategia de verdad para acabar con la violencia. Para ello, primero habremos de imaginar la reducción de los ejércitos y de la policía, y para ser realistas, cambiar la noción de seguridad como prioridad, por la de paz. La seguridad importa la certeza del mantenimiento del orden público, sea que este orden sea artificial o natural. Es natural si existe paz social y no hay interés en la violencia. Es artificial si existe descontento pero se acalla con la violencia hegemónica del Estado.

El Estado y la forma de organización social es lo que está en juego. Hasta hace poco se le hizo una modificación al concepto. Lo moderno es EL ESTADO DE DERECHO. Se asume así que el Estado, por sí solo, como concepto ya está caduco. Hoy, los movimientos sociales del mundo, gracias a la globalización están diciendo que el Nuevo Trato Social requiere fundar una sociedad humana justa, igualitaria y respetuosa de la Naturaleza.

Atendido que todas las ciencias sociales se han fundado en el concepto y en la teorización del Estado, para extraer nociones de cómo obrar para avanzar y esto es útil para comprender el actual movimiento estudiantil en Chile… Requerimos comprender que solamente los mitos nos pueden ayudar.

SHAMBALA es un mito mayor. Habla de una época que hubo en el Tíbet en que gobernaba el caos y la podredumbre social. Una época en que gracias al entendimiento de Shambala se construyó una era de paz.

Se dice que en el siglo XI el rey Gesar de la localidad de Ling, en el Tíbet, venció a la barbarie valiéndose de los principios del Tigre, el León, la Garuda y el Dragón que se presentan como las cuatro dignidades. Al término de su reinado, los relatos y leyendas sobre sus logros se exctendieron por todo el Tíbet.

En Shambala todos terminaron meditando. Las técnicas de meditación eran la prioridad del gobernante. Es la raiz de la cordura y del estado vigílico que existen en forma potencial en el ser humano.

Lo que importa de Shambla es que reconozcamos y emulemos el ideal que representa: la sociedad iluminada. Es la única y más maravillosa salida que podamos tener frente a la situación que se nos presenta.

La visión Shambala ofrece una visión sana e íntegra de abordar todas las cosas.

El gran maestro Chogyam Trungpa nos dice que «La premisa de las enseñanzas sobre Shambla es que sí existe una sabiduría humana fundamental que puede ayudarnos a resolver los problemas del mundo». Incluso es una «tradición de los seres humanos en su condición de guerreros». Teniendo en cuenta que «guerrero» viene de pawo que significa persona valiente, la condición de guerrero alude a la tradición de la intrepidez.

Nos reafirma Chgyam Trungpa: «La clave del camino del guerrero, y el principio de la visión Shambala, es no tener miedo de ser quienes somos.» Esta es la definición de la valentía: No tenerse miedo a sí mismos. Nuestra valentía puede ir lejos. Nuestros pensamientos pueden trascender nuestro hogar y ver cómo podemos ayudar a este mundo. Lo que no significa abandonar nuestra vida individual. Lo importante es darse cuenta que jamás se deja de estar de servicio.

Las enseñanzas Shambala no se basan en la conversión del mundo a otra teoría más. La premisa básica de la visión Shambala es que antes de establecer una visión iluminada para los demás, necesitamos descubrir qué es lo que, intrínsecamente, tenemos para ofrecer al mundo. De modo que para empezar debemos hacer un esfuerzo y examinar nuestra propia experiencia, ver qué es lo que contiene de valioso para ayudarnos – y ayudar a otros – a inspirar y elevar nuestra existencia.

La visión Shambala nos conecta con nuestra capacidad de despertar y reconocer que la bondad puede acontecernos y, más aún, es algo que de hecho está aconteciendo.

Suenan cacerolas en la ciudad. El mundo está en una confusión y la vamos a resolver entre todos: creando Paz. Ahó metakiasse

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