Los Derechos de la Madre Naturaleza

Los Derechos de la Madre Tierra o los Derechos de la Naturaleza como una estrategia para acercarnos a una sociedad de Paz.

Un proceso Constituyente se ha abierto en Chile hace dos años.

Un acuerdo por la Paz se encuentra intentando construir un Nuevo Pacto social en razón de un camino que estableció un plebiscito. Ese plebiscito, que no nos ofreció la opción de la Asamblea Constituyente, lo ganó el APRUEBO con el 39% de los votos, fue RECHAZADO por el 10% de la población y es importante recordar que la mayoría de la población, esto es el 49%, nos abstuvimos de votar y por tanto, de legitimar.

El Congreso, con posterioridad, repuso el voto obligatorio para que el plebiscito de Salida pueda ser vinculante.

Con todo, la cuestión central frente a los caminos que la sociedad se ha trazado para salir de este atolladero mayúsculo es que la renovación del Pacto Social es un proceso de la mayor trascendencia y merece ganar legitimidad día a día. El estallido demostró que no existe adhesión a las maneras en que la sociedad se estructura.

Los factores que juegan contra tal legitimidad son:

  • El poder económico y la derecha que se vieron perdedoras y que apuestan a desbaratar las discusiones que se están dando.
  • La dificultad de llegar a acuerdos tan grandes en un período de tiempo tan corto con una sociedad en la que reina la ignorancia y donde la cultura del diálogo, de la escucha y de los acuerdos profundos no tiene ninguna fuerza.
  • La imposición de múltiples ideas propias de la cosmovisión dominante en el acuerdo por la paz, como las ideas de representación, de Nación Chilena y de Estado Nacional y separación de poderes del Estado como única idea de gobernanza posible.-

La lógica indica que las conversaciones van directo al fracaso.

Creemos en el milagro

Creemos que la primera pregunta que debemos hacernos es ¿quién redacta la Nueva Constitución? ¿Personas que adscriben a qué Nación? ¿Es claro que queremos construir la Nación Chilena? ¿Qué valores tiene la Nación Chilena que nos invitan a separarnos de nuestros hermanos del Norte o de nuestros hermanos trasandinos?

Esta pregunta no es posible en el proceso convencional, porque las personas del Congreso que se atribuyeron el poder constituyente la respondieron indicando que somos la Nación Chilena. (No es inoportuno recordar que las prácticas que ocurren en el Congreso son identificadas como corruptas por gran parte de nuestra sociedad.)

¿Será que el proceso de transformaciones es tal que nos invita a reflexionar si acaso queremos seguir siendo chilenos o nos reconocemos en otra Nación?

Al menos yo, no le tengo el más mínimo apego a la Nación que tiene en su origen el relato de un grupo de militares, religiosos y presidiarios europeos que vinieron a «descubrir» el Abya Yala, a imponer una cultura, un relato y una cosmovisión que retrotrae «nuestra» historia a Mesopotamia, Grecia y Roma.

Esa cosmovisión que trajo la idea de Estado Nación, de Democracia representativa y tanto más no tiene porqué darse por sentada que es la cosmovisión a la cual queremos seguir adscribiendo. Más bien lo contrario, lo que sabemos es que esa cosmovisión ha hecho que los ejércitos sean permanentes y que la industria de la guerra lo corrompa todo. Hay 1.800 ojivas nucleares en estado de alerta máxima el día de hoy, el año 2021. La Paz que conciben las Naciones Unidas es una en que haya ausencia de guerra formal y declarada entre Naciones. La violencia que existe en la Tierra nos lleva a afirmar que quizás el concepto de Paz de los ancianos Hopis pueda ser realmente atingente para comprender este momento histórico. Para los ancianos sabios Hopis, la primera guerra mundial comenzó el año 1492, con la llegada de Cristóbal Colón a América y ha cobrado muchísimo más que 60 millones de indígenas americanos muertos en este lapso de tiempo. Es una guerra viva que tiene en este momento en estado de sitio a la región de la Araucanía, desde donde se escriben estas letras.

Para quienes comprendan el alcance de estas declaraciones y en la medida que sabemos que los medios de comunicación masivos, no dan opción a este relato de llegar a la gran audiencia, podemos decirles que el diagnóstico de la crisis actual, que involucra el peligro de las armas nucleares, la crisis climática, la crisis moral, la apatía y la falta de fe, nos lleva a concluir que lograr revertir la situación para instaurar una sociedad luminosa, en la que reine la Paz y la concordia, es imposible.

La lógica no apoya la idea de transitar armoniosamente desde la actual situación hacia una sociedad iluminada, ni menos en un corto período de tiempo que es lo que tenemos, ya que el colapso está a la vuelta de la esquina en razón de las variables de la escasez del petróleo, del clima y de la idea de separación que se ha normalizado.

Atendido que creemos que sí es posible. Hemos de ser francos. No creemos que sea un proceso dominado por un plan lógico. No. La esperanza se encuentra a estas alturas en la invocación colectiva del milagro de una gran conciencia que podamos alcanzar cada uno de nosotros en un breve período de tiempo, para crear sinergias, empatía, compasión y una cultura de apoyo mutuo y de regeneración de la Madre Tierra. Una cultura de limpieza de las aguas y en la que nos respondamos las preguntas esenciales. ¿Quiénes somos? ¿A qué hemos venido a este mundo?

Yo adscribo a la idea del gran pensador brasileño, Triguerinho, quien señalaba que la Nación que emerge es aquella que trae los imposibles a los campos de lo posible. Me reconozco en esa Nación, ilimitada, eterna y universal. Nación del Arcoiris. Nación Humana Universal. Nación del Quinto Sol.

Los Derechos de la Madre Tierra

Existe una versión dominante en el discurso de los derechos de la Madre Tierra que señala que estos derechos han de ser garantizados por un nuevo tipo penal, el ecocidio. Por tanto, se nos invita a imaginar que se plantearán juicios en contra de «ecocidas» para castigarlos con penas que se estiman entre 5 a 20 años de cárcel.

Los Derechos de la Madre Tierra suponen un cambio de paradigma, pero no un cambio de cosmovisión.

El movimiento que promueve los Derechos de la Madre Tierra nos pide que dejemos de poner al centro al ser humano y que pongamos al centro la vida, que vayamos del antropocentrismo hacia el biocentrismo. Esa es la propuesta de cambio de paradigma.

No obstante, los Derechos de la Madre Tierra debido a su nombre y a quienes los impulsan, no cuestionan de manera inequívoca la forma de organización en Estados Nacionales, con Democracias Representativas, y con separación de los poderes del Estado y que tienen en los Derechos Humanos la máxima creación normativa. La idea de agregar los derechos de la Naturaleza supone una ruta importante para avanzar hacia la sociedad que soñamos. Por lo tanto, no se discute el orden social imperante caracterizado por un escenario en que la gran gobernanza se entrega a las Naciones Unidas, que es una entidad que no ha tenido capacidad de garantizar la paz, ni ha podido impedir las agresiones de las principales potencias del mundo.

Pues bien, estamos en Chile. Acá, explotó la conciencia como explotan los volcanes que nos vieron nacer, el 18 de Octubre del año 2019. Dijimos basta. Nos ganamos el derecho de poner la hoja en blanco y de cocrear un nuevo pacto social. Seguimos atentos al curso de las conversaciones nutriendo cada una de ellas en el anhelo de nutrirlas de la mayor sabiduría y una de las propuestas obvias que tengo es la de exportar el proceso constituyente hacia todas las personas de la Tierra que crean que ha llegado la horas de cambiar de cosmovisión y de hacerlo juntos y juntas.

Para lograr el poder de manifestar juntos la realidad que soñamos, hemos de afirmar el poder de la palabra y del silencio. Hemos de aprender a escuchar y de darles tribuna a cada una de las voces sagradas que se escuchan.

La propuesta sustentada en los relatos de Origen

En la medida que discutimos una cosmovisión entramos en un gran problema. Nos lo dirá cualquier filósofo. En el arrojo del que cree que ha llegado la hora diremos que hemos escuchado a Drunvalo Melchizedeck, quien hace un juicio osado. Dice, que existen cuatro etnias que mantienen prístino el relato desde el origen; hopis, maoríes, indígenas de Australia y Mamos de la Sierra Nevada.

En esa afirmación existe un camino para simplificarnos la tarea.

Ahora bien, si se nos permite mayor osadía aún diremos que Nagaryuna nos aclaraba hace 5000 años el camino a seguir en esta hora:

Que la política, esto es, el arte de tomar decisiones, se enfoque en 3 aspectos:

1.- La sanación, para que las conversaciones no afloren desde las heridas, sino desde el Ser sabio

2.- La limpieza de aguas.

3.- La promoción de centros de autoconocimiento.

Secuencia del cielo posterior.

Por otra parte, la cosmovisión china puede ayudarnos un poco más con «la secuencia del cielo posterior». Esta secuencia describe los movimientos de nuestra sociedad y nos enseña que hoy, la conciencia se expande a través de la consideración del elemento agua, en la misma magnitud de expansión que ocurrió hace milenios con la Humanidad y el elemento fuego. Así de grande la revolución a la que asistimos.  La cosmovisión china, nos aventura a comprender que nos dirigimos hacia una fase de la sociedad caracterizada por la quietud. La paz: el trigrama de la montaña.-

 

Comprendo que se puede añadir como grandes consejos:

  • Construir casas de buen pensamiento, bajo la guía de nuestros Hermanos Mayores.
  • Tener en cuenta los cuatro acuerdos toltecas.
  • Paciencia y perseverancia

Conclusiones

Creemos que los Derechos de la Madre Tierra dibujan en el imaginario una posibilidad de avance hacia una sociedad que detenga el avance hacia el colapso social y por ello, apoyamos su conversación.

No obstante, creemos que la correcta perspectiva para salir de la gran crisis es la de cuestionar las Nacionalidades impuestas y conversar sobre la Nación a la que queremos adscribir. Es posible que en otros países esto no sea posible, en Chile y a la Luz de la magnitud del problema, sí. Podemos.

Nos reconocemos en una Nación Emergente, la Nación que nos reconoce a todos los habitantes de la Madre Tierra como una única Gran Familia. Una Nación que quiere declarar la Gran Paz Universal. El fin de todas las guerras y el comienzo de una era dorada en la que reine el respeto por la Gran Conciencia que somos.

Sí reconocemos la fuerza del movimiento y por eso, nos parece que estos planteamientos calzan exactamente en este lugar.

En virtud de la razones expuestas, solicitamos a la red de asentamientos sustentables de América Latina (CASA LATINA) dejar de poner al centro de la Chakana, como único movimiento al movimiento que promueve los derechos de la Madre Tierra y aceptar que hay otros muchos movimientos de paz, y que en sinergia, lograremos trascender la hora actual y elevar la vibración, la conciencia y habitar Shambhala.

Shambhala es una palabra sagrada que nos entrega luces sobre la sociedad auténticamente pacífica posible de habitar desde siempre, en cada respiración, aquí y ahora, porque cada uno de nosotros por el derecho de haber nacido somos seres habitantes del Paraíso. Creemos que poner la palabra Shambhala al centro de la conversación nos permite ir directo hacia nuestra Fuente.

Como es en el Cielo es en la Tierra.

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