Reflexiones sobre el Círculo de Todas las Naciones

Reflexiones sobre el Círculo de Todas las Naciones

Una eco-comunidad global de Paz

 

Honrando el legado del bisabuelo William Commanda – Ojigkwanong

Honrando el retorno al origen

Honrando a la Nación del Arco Iris, la Nación del Quinto Sol, la Nación Humana Universal y/o la familia universal.

Honrando al Consejo de Asentamientos Sostenibles de América Latina

Honrando a la Red Global de Ecoaldeas

Honrando al movimiento por la paz

En honor a la Bandera de la Paz

Honrando a la organización Mundo Más Allá de la Guerra

Honrando a los Diálogos de la Sabiduría y la organización Atmanway

Honrando al Movimiento de Transición y Permacultura

Honrando el proyecto W.I.S.E.

Honrando a la Caravana por la Paz y la Restauración de la Madre Tierra

Honrando a los equipos y propósitos de: La Fundación Camino de la Paz, la Fundación Caravana por la Paz y la Restauración de la Madre Tierra, la Fundación Artesanos de la Paz y la Fundación Terunna Wallmapu.

Honrando elegir la vida en este Gran Giro hacia la Paz.

Romola y Juan Pablo. Kanata, Ottawa. 2023

El Círculo de Todas las Naciones – Una Cultura de Paz

Nota sobre el trabajo de un abuelo anishnabeg que puede apoyar la unión de comunidades que buscan promover una cultura de paz.

Este 27 de septiembre de 2023, en Kanata, Ottawa, Canadá tuve un encuentro con Romola Thumbadoo quien coordina y anima el trabajo del Círculo de Todas las Naciones y el legado del bisabuelo William Commanda.  El nombre indígena de este abuelo (ya fallecido) es Ojigkwanong; es un líder espiritual de las Primeras Naciones, algonquino de la cuenca del río Ottawa, y su hogar estaba en Kitigan Zibi Anishnabeg. 

Durante más de 40 años, William Commanda fue portador de 3 cinturones sagrados de wampum, antiguos dispositivos mnemotécnicos de sus antepasados, portados originalmente por su tatarabuelo Pakinawatik. Un cuarto cinturón de wampum se perdió en la época de «las largas noches del olvido», tras el fallecimiento de Pakinawatik y el desarrollo de la historia. 

La voluntad de ir al encuentro de esta mujer surge de un café de la Tierra celebrado en Montréal.

Los tres wampum tienen el siguiente significado:

El cinturón más antiguo conlleva la transmisión de la Profecía de los Siete Fuegos, que predijo los siglos de cambios y desafíos que llegarían a las vidas de los Pueblos Indígenas, y que tendrían un impacto negativo sobre la Madre Tierra y todos sus pueblos. (Muchos creen que el Abuelo Commanda era el portador de la Profecía de los Siete Fuegos en el momento del despliegue del Séptimo Fuego). 

El segundo, a veces descrito como el Cinturón de Amistad y Acogida del año 1700, conmemora el acuerdo de los indígenas del centro para compartir tierras, recursos y valores con los recién llegados, entonces franceses e ingleses; se trataba de un acuerdo sagrado, como indica el símbolo del Vaticano, pero no del todo respetado; el Abuelo Commanda reafirmó la amistad y la paz en repetidas ocasiones.

El tercero es un mensaje espiritual fundamental del mundo indígena sobre la «Ausencia de fronteras». Los pueblos ancestrales, los nómadas Mamiwinini, tienen una responsabilidad y una conexión sagrada con la tierra que los vio nacer, con la Madre Tierra y con el Mundo Cósmico. Como dice el abuelo Commanda: «Mi territorio está donde fluye el río, donde vuela el pájaro y donde sopla el viento».

Con la responsabilidad de estos tres Wampum la gran obra de William Commanda fue promover el Círculo de todas las Naciones para la promoción de una cultura de Paz. Este círculo tiene como principio fundamental «Ginawaydaganuc» que significa que «todo está conectado». El camino de William Commanda fue promover la Paz tanto como proteger la Naturaleza. Durante cuatro décadas animó este Círculo de Todas las Naciones en forma de reuniones en su tierra en ceremonias de 4 días.

Romola Thumbadoo, mujer de origen sudafricano, tuvo el privilegio de caminar y co-crear durante más de 15 años con el bisabuelo. Fruto de esta alianza es el libro «Learning from a Kindergarten Dropout – Learnings of a child who left the nursery», que representa el testimonio de una experiencia de colaboración entre William Commanda y Romola Thumbadoo. Romola nos invita a compartir las reflexiones que surgen de la comprensión de la gran obra de este líder anishnabeg.  

Este artículo, dada la importancia que le asigno, está escrito con el apoyo de las siguientes personas: Francisca Gallegos, Walterio, Leyla y la propia Romola Thumbadoo quienes también aportan desde la traducción, la puesta en común de ideas y/o desde la perspectiva de ajustar conceptos para mayor claridad de nuestro intento. Considero de gran relevancia dar visibilidad a una visión ancestral que nos muestra un mundo y una sociedad posibles, basados en la unidad y la promoción de la Paz y el cuidado, regeneración y restauración de la Madre Tierra.

Foto de William Commanda y SS Dalai Lama

Notas de contexto

Para dar una idea de la talla del bisabuelo William Commanda dejamos aquí un par de notas:

En la histórica Cumbre de la Tierra organizada por las Naciones Unidas en Río de Janeiro en 1992, el abuelo William Commanda tuvo la responsabilidad de celebrar la ceremonia de apertura.

El 22 de noviembre de 1993, hacia el final del «Año de los Pueblos Indígenas» de la ONU, se celebró una conferencia llamada el «GRITO DE LA TIERRA». A esta reunión histórica asistieron delegaciones de siete Primeras Naciones: Algonquin, Hopi, Huichol, Iroquois, Lakota, Maya y Mic Mac. 

Según el abuelo William Commanda – Algonquin, él y los ancianos de varias otras naciones, incluidos los Hopi, descubrieron en la ocasión que cada una de ellas tenía profecías de siglos o milenios de antigüedad relacionadas con una época en la que llegaría a estar en juego la salud misma de la Madre Tierra y la continuación de la vida humana. Estas profecías, relacionadas con la idea de «Purificación», coincidían entre sí de forma notable. En el momento en que se cumplan las profecías, los pueblos nativos deben informar a todas las naciones del mundo para que la gente cambie antes de que sea demasiado tarde.

Para mí es importante comunicar a las organizaciones y redes con las que nos vinculamos la existencia de este «Círculo de Todas las Naciones» y la invitación abierta que existe a adoptar sus principios y valores fundamentales; a dar continuidad intergeneracional a las historias que estamos contando. Para mí es esencial distinguir nuestra historia de la historia dominante, así como distinguirnos y diferenciarnos de quienes piensan que la Humanidad ya no tiene la opción de encontrar un camino virtuoso y sabio. 

Nuestro relato, que nos invita a volver a lo esencial, a descubrir nuestra verdadera identidad y a habitar la auténtica realidad paradisíaca de vivir en la Tierra, es un relato que implica una transformación personal. Cambiamos nuestra perspectiva, nos descolonizamos y abrazamos la sabiduría. Observo que es necesario vincular las tendencias emergentes de colectivos colaborativamente conscientes con las grandes obras que traen la memoria ancestral. Observo que el «Círculo de Todas las Naciones» destaca por su trascendencia y me llama a hacer un esfuerzo por comunicar la absoluta vigencia del principio «Ginawaydaganuc» que es el principio de la interdependencia y la íntima conexión entre todos los fenómenos. 

En vista de lo anterior, me animo a pedir ayuda para visualizar cómo podemos rescatar y reivindicar la sabiduría implícita en el Círculo de todas las Naciones.

Foto de William Commanda y Nelson Mandela

Reflexiones sobre la identidad y la crisis mundial

Me parece que el Círculo de todas las Naciones nos invita a reflexionar sobre las Naciones existentes. ¿Cuáles son? ¿Dónde dialogan? Están las que se articulan en las Naciones Unidas y están las otras Naciones originarias o emergentes que también están invitadas a dialogar para emprender la misión de pacificar todas nuestras relaciones, en particular la relación con nosotros mismos. 

Entiendo la pacificación como un proceso de desarme que comienza en nuestro interior y que nos llevará a la conciencia y a la cultura de la empatía.

Tuve la oportunidad de decirle a Romola que el contexto chileno es que hay un proceso constituyente abierto y que en las instancias pertinentes he puesto el acento justamente en el tema de la Nacionalidad. Me parece que el primer tema en una organización es descubrir quiénes somos, qué nos une, qué nos hace ser una Nación. Mi planteamiento ante los órganos constituyentes oficiales de los dos procesos abiertos es que aparte de la plurinacionalidad, que fue un tema trascendente que se debatió ampliamente, no hubo capacidad de tomar en consideración el planteamiento de una nueva nación global emergente.

Para mí tiene sentido identificarme con una Nación emergente, porque la percibo como real y con la fuerza de un relato que hace sentido y que ofrece una auténtica solución a la megacrisis que vivimos. Esta Nación pide Paz, se descoloniza y por ello honra los saberes ancestrales. Es una Nación que se encuentra y se reconoce en toda la Tierra y que se une para elevar la vibración del miedo y la vergüenza hacia el amor, la alegría y la paz. En la educación se centra en el Ser. Podemos llamar a esta Nación la Nación del Arco Iris, la Nación del Quinto Sol o simplemente la Nación Humana Universal. Incluso es una Nación que también se inspira en la comprensión ancestral del mundo de los nómadas Mamiwinini antes mencionados y que inspira el movimiento emergente de los nuevos nómadas, como el movimiento de la Caravana por la Paz y la Restauración de la Madre Tierra. Lo que importa es que nos reconocemos, observamos la fuerza de nuestro compromiso y sabemos que día a día más y más personas se identifican con esta visión que promueve la autorrealización.

En segundo lugar, le hice saber a Romola la existencia de otra historia que sugiere una idea similar a la del «Círculo de todas las Naciones» y que resultó de un acuerdo entre líderes indígenas de diferentes etnias que se logró en el cuarto año de la ceremonia Raíces de la Tierra en la Kiva de Colombia en la comunidad de Vársana y que se llama las «Naciones Unidas del Espíritu». 

Tanto el Círculo de Todas las Naciones como las Naciones Unidas del Espíritu nos aportan una sabiduría esencial. «Todo está conectado». «Poner el Ser en el centro y armonía en todas nuestras relaciones» son ideas centrales en ambas propuestas, respectivamente.

Reunir dos esfuerzos tan sagrados como el Círculo de Todas las Naciones y las Naciones Unidas del Espíritu creo que es de gran utilidad para conectar nuestra narrativa colectiva emergente con historias y profecías que están enraizadas en las profundidades del acontecer universal. 

Cuando decimos «es ahora», con tejidos como los descritos estamos cristalizando la posibilidad y la confianza en que será posible avanzar hacia una cultura de paz. Es un sueño, es un milagro que invocamos, es también una profecía y finalmente, nuestra opción de ser felices y de hacer sentido juntos.

Reflexiones sobre la vigencia del Círculo de todas las Naciones y su utilidad práctica para apoyar al movimiento que toma conciencia y actúa en consecuencia. 

El Círculo de todas las Naciones tiene en su logotipo la Isla de la Tortuga, lo que significa que está vinculado al territorio norteamericano, cuya importancia geoestratégica es evidente. Al mismo tiempo, los valores y el principio fundamental que promueve están muy próximos a la obra de Joanna Macy, que también concede una importancia primordial a la toma de conciencia de la interdependencia de todos los fenómenos. 

Esta maestra budista, creadora del «Trabajo que reconecta», vive en California y tiene una larga trayectoria pacifista y antimilitarista y es muy conocida en el movimiento de la Permacultura y de Transición. Ella señala que los lamas tibetanos le expresaron que la profecía de Shambhala hoy se reduce a: (1) Comprender la interdependencia de todos los fenómenos y (2) Pedirnos que hagamos de la compasión el motor de la acción. 

Observo que los valores promovidos en el Círculo de todas las Naciones me parecen fundamentales: Compasión, Paz, Justicia, Esperanza, Perdón, Comunidad, Respeto, Diversidad y Unidad, Reconciliación, Sanación, Amor y Responsabilidad.

Considerando lo anterior, y la sincronía que también llamó la atención de Romola sobre el nombre de nuestra Caravana por la Paz y la Restauración de la Madre Tierra, me parece justo, apropiado y pertinente que hagamos nuestro trabajo honrando al Círculo de todas las Naciones, para dar relevancia a ideas que puedan ser un Faro que guíe la gran Transición que estamos atravesando.

Para más información sobre el trabajo y el legado del Abuelo William Commanda y el Círculo de Todas las Naciones, por favor visite la página web https://circleofallnation.ca.

También adjuntamos el Mensaje de Paz 2000 del Círculo de Todas las Naciones y del Abuelo Commanda, en inglés.

Escrito por Juan Pablo Lazo Ureta

Romola Thumbadoo autoriza dejar su contacto acá: Romolavt@gmail.com

 

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